Como afrontar la llegada de un hermanito

Ya hace tres meses que somos uno más en la familia (¡Cómo pasa el tiempo!) y no podemos estar mas felices. Ya me habían avisado que un niño no es lo mismo que dos, pero si le sumas que la peque tiene dos añitos y sigue siendo un bebote grande, más la lactancia, más la recuperación… Vamos que ha sido una etapa de cambios y adaptaciones (ya os lo contaré más adelante) pero el balance es 100% positivo.

Así que volvemos con las pilas bien cargadas y un montón de contenido nuevo que dejamos pendiente antes de mi «merecida baja maternal».

 

Para Sofía también han sido unos meses de cambios, ha pasado de ser hija única a ser la hermana mayor y eso no siempre se lleva demasiado bien. Por si andáis un poco perdidos sobre como afrontar estos cambios os voy a explicar lo que a nosotros nos ha funcionado:

  1.  Lo primero es tratar el tema con la mayor naturalidad posible. Ella el embarazo lo llevo muy bien y durante los meses que iba viendo como me crecía la tripita, la íbamos explicando que en poco tiempo iba a tener una gran responsabilidad, cosa que lejos de enfadarla la hacía muy feliz. Le enseñábamos la ropa que el bebe iba a llevar, donde iba a dormir y cómo iba a llorar. Los cambios iban a ser para todos y mejor que no le pillara de sorpresa.
  2.  Dejarle ayudar en todo lo que pueda. La responsabilidad de ser un hermano mayor empieza en el momento en el que nace el bebé, por eso aunque Sofía no había cumplido aun los dos años le dejábamos participar en tareas sencillas como traer los pañales a la hora del cambio, pasarle la toallita, guardar sus pijamas, e incluso empujar el carrito (y eso que apenas llegaba al manillar! jeje).
  3.  Hablarle de compartir pero no quitarle lo que es ya suyo… Está bien que aprenda que a partir de ahora mamá y papá tienen que atender también al bebé, pero no hay porque decirle que su habitación pronto será de las dos, ni sus juguetes, ni su ropa… poco a poco va a descubrir que lo que ella ya no usa podrá usarlo el pequeñín, pero os quedan muchos meses hasta que el nuevo miembro reclame los juguetes que haya por casa, así que dejarle disfrutar de lo que se ha ganado como hermano mayor!
  4.  No dejarle ser el centro de atención «siempre». Ya sabemos que ser hijo único tiene la gran ventaja de ser siempre el centro de atención, algo que ya no se va a repetir… Muchos niños no entienden porque ya no pueden tener dedicación exclusiva e intentan llamar la atención mediante rabietas y enfados. No deberíamos ceder nunca ante este tipo de reacciones que suelen ser normales a cierta edad. Hablarle con tranquilidad con frases calmadas del tipo «cuando se te pase hablamos» sin ponernos nunca a su altura e intentando no perder los nervios (sí, lo se, es fácil decirlo pero a veces te dan ganas de tirarte al suelo con ellos y patalear 😉 ).
  5.  Pero sobre todo, mucha paciencia. Mucha, muchísima paciencia. Ya te pilla cansado, con menos horas de sueño, y los pañales, baños y biberones se multiplican por dos, aun así es muy importante recordar la paciencia que tuviste con el primero y recobrar la misma ilusión. Los niños imitan a sus padres por naturaleza y cuanto más calmados te vean ante situaciones límite, antes se cansarán de retarte a todas horas…

 

Aún así cada niño es un mundo y sólo los padres conocen el carácter de sus hijos, yo puedo decir que la experiencia de Sofía con el bebe es algo maravilloso, la cuida, la besa, me ayuda a frotarla con la esponja y comparte cajones, cambiador y mantas sin problema! Veremos cuando lleguemos a los juguetes…

 

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**Fotos vía Pinterest

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