El otro día me lleve a Sofía al parque con un único fin: encontrar hojas de otoño bonitas para reutilizarlas después.
Aún no tenía muy claro cómo iban a ser , ni para qué las iba a utilizar, pero lo que si estaba claro es que las dos íbamos a pasar un ratito divertido.
Con una bolsa vacía empezamos a buscar hojas y palos (ella con sus 20 meses cogía todas las que le parecían bien – incluidas piedras… jeje -) y luego yo las iba seleccionando hasta que tuvimos un buen botín.
Pues al final me han valido para hacer un packaging de lo más otoñal para unos regalitos que tenía pendientes. Los acompañé de unas etiquetas de acuarela para la ocasión ¡Y listo!
¿Qué os parece el resultado?