El cambio de alimentación en casa ya es un hecho. No sin antes pasar por comentarios de amigos y familiares del tipo: «Te has vuelto una hippy», «Eres una radical», «Igual te estás pasando con las restricciones»… y un montón de frases más, a las que yo contesto orgullosa, que estoy súper convencida de nuestro nuevo modo de alimentarnos.
El caso es que no tiene ningún misterio, sólo hemos eliminado los alimentos procesados y el azúcar refinado casi en su totalidad (y por supuesto el ya famoso aceite de palma); lo que parece algo sencillo, ha conseguido transformar nuestra cesta de la compra en un 80-90% ¡sin exagerar!. Hasta ahora no me había dado cuenta de que CASI todo lo que compraba, estaba lleno de ingredientes que ni conocía y con un altísimo contenido en azúcares.
Empecé a investigar a raíz de los problemas que tenía una de mis peques, que derivó en varias visitas a la consulta de Digestivo.
No soy nutricionista, ni médico, ni chef… Pero desde que empecé a leer más sobre el tema, me he dado cuenta de donde está el gran problema, y no está en las MADRES, ni en las ABUELAS, así que no os sintáis culpables; el gran problema es, sin duda, la desinformación que hay al respecto.
Entonces ¿Por qué unas galletas del supermercado TRIPLICAN el azúcar recomendado por la OMS en Adultos? ¿Esto lo tendríamos que saber? Pues lo siento pero yo no tenía ni idea de todo esto. Sí, claro, sabía que tenían azúcar, pero no que las ingestas diarias estaban tan sobrepasadas.
Ahora bien… ¿Esto ha sido fácil? Rotundamente NO. Ya no sólo se me complica hacer la compra, sino que a las niñas las está costando adaptarse a alguna rutina, algo del todo normal.
El aporte de azúcar necesario lo obtienen de las frutas, algo que he conseguido con bastante éxito. Las galletas y bizcochos las hacemos en casa, y si queremos endulzarlas lo hacemos con sirope de agave, azúcar de coco o incluso con pepitas de chocolate puro… ¡Y las devoran!
Las comidas son más complicadas. Pero he conseguido sacar algunos consejitos que igual os sirven, si queréis ir cambiando vuestra dieta.
- El cambio debe de ser gradual. De nada sirve abrir la despensa y tirar absolutamente todo lo que tengáis guardado con azúcares refinados y aceite de palma. Los niños deben adaptarse poco a poco, si antes tomaban 4 galletas, bajarlo a dos, luego a una, hasta que se terminen.
- No prohibirles nada, son niños, lo más probable es que en cumpleaños, en casa de los abuelos, o vayan donde vayan, tengan azúcar al alcance de la mano. Yo practico el «en casa no se come ni se compra» pero es imposible que un niño no coma tarta de cumpleaños, no quiero ser una radical. Creo que con esto ya he conseguido bastante.
- El tema de las verduras… es más complicado, pero también tengo mis trucos. Si les pongo unos espárragos verdes, sentadas a cenar entre semana, cansadas y solas… me miran raro y no se los comen; sin embargo en una cena en familia prueban y comen absolutamente todo lo que comemos nosotros, imitación pura y dura. Así que ir poniéndoles verduras que reconozcan y que les gusten, el resto viene poco a poco.
- Frutas, enteras mejor, son el mejor snack que les puedes llevar al parque, a la salida del cole… Y sino en batidos, ahí aprovecho y les mezclo las que más les gustan con otras que tienen mucha fibra pero no suelen comerlas solas (por ejemplo, el kiwi)
- Camuflaje: Cuando todo lo demás falla, camúflale las verduras entre sus comidas favoritas, o incluso haz cada plato lo más atractivo posible: Nuggets con quinoa, el calabacín con forma de patatas fritas, verduras dentro de las hamburgesas, arroz con espinacas…
Es difícil, pero querer es poder, y la salud de vuestros hijos (y la vuestra) os lo agradecerá.
«Más mercado y menos supermercado»
* Sí queréis tener todas las recetas que voy haciendo en casa las encontráis en www.kalequedale.com o en instagram @kalequedale
1 comentario en «Cómo eliminar el azúcar en casa (y el resto de alimentos procesados)»
Muy buenos consejos. Y quería dar un dato, el sirope de ágave o de Arce o de lo que sea, la panela, el azúcar de coco…. Son azúcar igual, es cierto que no son refinados, pero para el cuerpo es igual el azúcar refinado que el no refinado, tienen los mismos efectos dañinos. Esta bien para un proceso de cambio, pero el.fin debería ser no usar ningún endulzante, si hace falta endulzar pues que sea con fruta, dátiles, pasas, orejones….